LA EVOLUCIÓN IMPARABLE DE CHINA

Desde 1924 hasta 2024, China ha experimentado una transformación radical que le ha llevado de ser un país fragmentado y debilitado a una de las principales potencias globales. Por ello, a continuación se va a explicar el porqué de haber experimentado una gran hipótesis de convergencia. 

En 1924, China se encontraba bajo la caída de la dinastía Qing (1912) y la proclamación de la República China. Entre 1924-1927 se forma el Primer Frente Unido entre el Partido Nacionalista (KMT) y el Partido Comunista Chino (PCCH) para combatir a los señores de la guerra que controlaban una gran cantidad de regiones del país.

La Guerra Civil China comienza en 1927 después de la Expedición del Norte, cuando la facción nacionalista del KMT decidió eliminar a los comunistas y romper la alianza KMT-PCCh. Esto desembocó en graves persecuciones y masacres a comunistas. El conflicto acaba, en noviembre del mismo año, con la victoria de los nacionalistas unificando su poder en toda China. 
La guerra civil se suspendió entre 1937- 1946 y ambos partidos (KMT y PCCh) se unieron para luchar contra la invasión de Japón de 1931, que firmó su rendición tras el lanzamiento de las bombas de Hiroshima y Nagasaki coincidiendo con el fin de la Segunda Guerra Mundial. 
Esta interrupción benefició al bando comunista mientras que el KMT quedó devastado y desmoralizado. Por tanto, los comunistas (PCCh) aprovecharon su fuerza y expansión y en 1949 se declararon vencedores. Poco después, se proclamó la República Popular China. 

Con la llegada al poder del PCCh, en 1950 se implantaron reformas agrarias que distribuyeron tierras de terratenientes a campesinos y luego se consolidaron en comunas populares. En 1958, Mao lanzó el Gran Salto Adelante, un ambicioso plan para industrializar rápidamente el país. Aunque este fracasó, causando una gran hambruna y dejando millones de muertos.

En 1966, Mao inició la Revolución Cultural, para eliminar las influencias capitalistas y el pensamiento burgués. Lo que se tradujo en purgas políticas, exilio, ejecuciones y trabajo forzado para millones de personas que fueron enviadas a granjas especiales para su “reeducación”. Con ello, Mao consolidó su poder, aunque dejando al país en un estado de caos económico y social. 

Además, en los años 60 se dio la ruptura de China con la Unión Soviética, lo que hizo que China se aislará del bloque socialista, pero el país se acercó a Occidente. En 1972, la visita del presidente estadounidense Richard Nixon a China marcó un giro significativo en la política exterior china, abriendo el camino para un gradual reconocimiento internacional.

Tras la muerte de Mao en 1976, Deng Xiaoping emergió como el principal líder de China. Bajo su dirección, el país inició un proceso de modernización económica que rompió con las políticas colectivistas de Mao. Las reformas incluyeron la introducción de elementos de mercado, el desmantelamiento de las comunas populares y la creación de Zonas Económicas Especiales (ZEE) como Shenzhen, que atrajeron inversión extranjera. 

China experimentó un gran impulso, pero también se generaron tensiones, en 1989, las protestas en la Plaza de Tiananmen, lideradas por estudiantes y trabajadores, exigieron reformas políticas. La respuesta del gobierno, que incluyó la intervención militar, dejó miles de muertos y tuvo un impacto duradero en la política china, consolidando el control autoritario del PCCh.
Con el fin de la Guerra Fría, China se enfocó en su crecimiento económico. Experimentó un crecimiento económico sostenido, pasando de ser una economía en desarrollo a la segunda más grande del mundo en 2010. El país invertía en la migración, en infraestructuras y tecnología, destacando en áreas como los trenes de alta velocidad, la exploración espacial, etc…
Bajo el liderazgo de Xi Jinping, quien asumió el poder en 2012, el PCCh consolidó su control político y adoptó una postura más asertiva en política exterior. Con la Iniciativa de la Ruta de la Seda, lanzada en 2013, Xi Jinping buscaba expandir la influencia económica y política de China a nivel global. Al mismo tiempo, crecieron las tensiones internacionales, especialmente con Estados Unidos, en áreas como el comercio, la tecnología y los derechos humanos.

En los últimos años, China como economía emergente, ha liderado en innovación tecnológica, destacando en inteligencia artificial y energías renovables, debido a su gran gasto en Investigación y Desarrollo. Esto unido al crecimiento del sector privado, al desarrollo industrial y al índice de complejidad económica, ha hecho que China sea la segunda potencia económica mundial en torno al PIB.
Aunque se enfrenta a desafíos como un elevado índice de Gini, el envejecimiento de la población y la desaceleración económica, lo que da lugar a recesión en el desarrollo del PIB per cápita.