LA DERROTA FINAL DE NAPOLEÓN

Tras escapar de su exilio en la isla de Elba, Napoleón regresó triunfalmente a Francia en marzo de 1815, reinstaurando su gobierno. Su vuelta al poder, sin embargo, provocó alarma entre las potencias europeas, que unieron fuerzas en la Séptima Coalición, compuesta por Gran Bretaña, Prusia, Austria y Rusia. Estas naciones se comprometieron a derrotar de forma definitiva al antiguo emperador.
Napoleón sabía que debía actuar con rapidez para evitar que los ejércitos aliados se unieran, ya que tal coalición podría resultar devastadora. Decidido a enfrentarlos por separado, dirigió su ejército hacia el norte, donde se encontraban las tropas británicas bajo el mando del duque de Wellington y las fuerzas prusianas lideradas por Gebhard von Blücher.
Waterloo, la derrota decisiva de Napoleón


La batalla tuvo lugar cerca de la aldea de Waterloo, en un terreno que se convertiría en el escenario de un enfrentamiento decisivo. La noche anterior, fuertes lluvias dificultó el movimiento de las tropas y los cañones. Y obligó a Napoleón a retrasar el inicio de la batalla, permitiendo a los prusianos reorganizarse y acercarse al campo de combate.


Desde el inicio, la estrategia de Napoleón se vio obstaculizada. El mariscal del ejército de Francia, Michel Ney, cometió graves errores tácticos, incluyendo ataques que desgastaron a las tropas francesas antes de lograr avances significativos. A pesar de ello, las fuerzas de Wellington resistieron con valentía las ofensivas.
El giro crucial ocurrió con la llegada de las tropas prusianas al mando de Blücher, que inclinó la balanza a favor de los aliados. En un último esfuerzo, Napoleón envió su Guardia Imperial, para romper las líneas británicas. Sin embargo, esta también fue rechazada, lo que desmoralizó a las tropas francesas y precipitó su retirada en desorden.

Debido al exceso de confianza, los errores tácticos, la coordinación y resistencia de sus aliados Napoleón fue derrotado. Días después, abdicó por segunda vez y fue exiliado a la isla de Santa Elena, en el Atlántico Sur. Allí permaneció hasta su muerte en 1821.
La caída de Napoleón en Waterloo significó el fin del dominio napoleónico, pero también el comienzo de un nuevo equilibrio político y militar en Europa.


Comentarios

Entradas populares